A nadie en la actualidad se le ocurriría cuestionar la tremenda labor social y educativa que desde los centros de menores (en todas sus vertientes) llevan a cabo los educadores que en este campo se desarrollan profesionalmente. Desde los centros de protección de menores, los pisos tutelados o en los centros de internamiento de régimen cerrado la función del educador resulta esencial para que se produzcan cambios significativos, capaces de mejorar la calidad de vida del menor (por lo general en riesgo de exclusión social) con el objetivo prioritario de conseguir la tan deseada reinserción social. Tarea compleja. Cierto.
No debemos olvidar que, la mayoría de los menores que ingresan en los centros son, de algún modo, víctimas de la injusticia social. Cada cual con su realidad, y todas y cada una de ellas, bien distintas de las demás.
Todo ello, unido a que cada vez más, nos encontramos en entornos ciertamente multiculturales repletos de colectivos de gran heterogeneidad y complejidad que, dificultan más si cabe, la labor del educador.
Todavía recuerdo las palabras de la directora del primer centro de protección de menores para el que trabajé cuando, durante las primeras semanas como educador en el mismo me reiteraba:
- “…seguramente, ni puedes, ni podremos conseguir sacar a todos los menores de nuestro centro de la situación actual (social, familiar o escolar) en la que se encuentran. Evidentemente, debemos esforzarnos por mejorar significativamente las realidades del mayor número de ellos, pero pretender cambiarlas todas puede resultar ciertamente frustrante, entre otras cuestiones porque es una tarea ardua y difícil que no siempre depende de nosotros.”
- “…debes ser (continuaba diciéndome) plenamente consciente de que, en nuestro trabajo no existen los grandes avances, y por tanto, los pequeños pasos conseguidos, serán grandes logros del equipo multidisciplinar del centro. Ahora bien, del mismo modo que se avanza con lentitud, se retrocede con una rapidez totalmente desproporcionada”.
Aquella conversación mantenida, por contradictorio que parezca, resultó ser esencial para conocer el colectivo con el que me disponía a trabajar, afianzando las bases de mis futuras acciones como educador y sin perderlas nunca de vista.
Los que hemos desarrollado nuestra actividad profesional con estos colectivos, somos conscientes prácticamente desde el principio, de las dificultades que entraña nuestra labor socioeducativa. Y es que por lo general, resulta complejo avanzar en nuestros cometidos y cuando se hace, los pasos son tremendamente minúsculos. Por el contrario, en espacios de tiempo relativamente pequeños, y por circunstancias del entorno, podemos retroceder a una velocidad mucho mayor de la que se avanza.
Ser conscientes de todo ello, nos ayudará a comprender que nuestro éxito profesional no depende de conseguir la reinserción social de todos los menores (sería una tarea prácticamente imposible) y si, de que en aquellos casos en los que se alcancen los objetivos programados, el menor sea capaz de desarrollarse plenamente dentro del entorno social al que pertenece, en la búsqueda hacia su felicidad como individuo.
La sociedad actual y el reconocimiento hacia una gran labor social
A modo de conclusión, la labor socioeducativa en los centros de menores, goza de un importante reconocimiento social. No obstante, (y esto es quizás lo que más valoro de los equipos de trabajo de los centros de menores) existe la tendencia por parte de un gran número de profesionales a anteponer su propio autoreconocimiento personal (el de la labor cumplida), por encima del reconocimiento y el prestigio que pueda otorgar la sociedad.
Trabajar en el campo social resulta, en ocasiones, duro pero a la vez muy gratificante. Aporta una gran cantidad de riqueza en todos los sentidos; aprendemos día a día con los menores y son ellos, quienes nos ayudan a desarrollarnos, en primer lugar en el plano profesional pero también, y no por ello menos importante, en el personal.
Óscar Atencia Micó
Licenciado en Pedagogía
Miembro del Comité de Expertos de Ises
Licenciado en Pedagogía
Miembro del Comité de Expertos de Ises