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Planes de igualdad, en busca de la no discriminación

Mucho se habla hoy en día de la igualdad entre hombres y mujeres pero, lo cierto, es que no en todos los sectores se da dicha igualdad, siendo uno de los que más se resiente el sector empresarial.
 
El acceso al empleo, la promoción interna, las retribuciones, la prevención del acoso sexual, la flexibilidad de horario para procurar la conciliación laboral y familiar y la clasificación profesional son hechos en los que aún sigue existiendo una discriminación en razón de sexo. Si bien es cierto que en los últimos años se ha avanzado mucho en materia de igualdad, aún queda mucho camino por recorrer para que, hombre y mujeres, tengan los mismos derechos en todos los ámbitos de su vida.
 
Es el artículo 45 de la Ley Orgánica 3/2007 de 22 marzo el que regula la igualdad efectiva entre mujeres y hombres dentro del ámbito empresarial. En este artículo se establece la obligatoriedad de las empresas a que respeten la igualdad entre sexos, tanto en el trato como en las oportunidades, proporcionando todas las medidas posibles para evitar cualquier tipo de discriminación laboral.
 
¿Qué deben contener los planes de igualdad?
Para que un plan de igual sea correcto debe contener al menos, los objetivos que se quieren alcanzar en materia de igualdad, las estrategias y prácticas que se van a adoptar y los mecanismos de control que se van a aplicar para asegurar que todo va según lo previsto.
 
Para asegurar que todo esto se pueda llevar a cabo, es necesario que el plan de igual guarde una estructura con el fin de que recoja todo lo necesario para evitar desigualdades en el empleo.
  1. Compromiso de la organización. La organización y sus altos directivos deben mostrar una fuerte convicción por poner en marcha los planes de igualdad y, todo ello debe quedar por escrito.
  2. Comité permanente de igualdad. Se debe crear un comité de igualdad, formado por la empresa y por los trabajadores con el fin de concienciar a todos los trabajadores y hacer llegar a todos los miembros de la organización las acciones pertinentes.
  3. Análisis. Antes de empezar a programar acciones es pertinente realizar un diagnóstico en profundidad de la situación de igualdad que se da en esos momentos en la empresa.
  4. Programación de las acciones a realizar. En este punto hay que concretar qué acciones se van a realizar, para quién, cómo, cuándo y los recursos necesarios para llevarlas a cabo, relacionando todo eso con los objetivos que se quieran conseguir con el plan de igualdad.
  5. Implementar las acciones.
  6. Control y evaluación. Para conocer el grado de cumplimiento de los objetivos es necesario realizar un control, que se puede dividir en tres fases: evaluación de resultados, de procesos y de impactos.
 
Además de esto, hay que ser conscientes de que hay que hacer formaciones y comunicaciones extra para que todo el personal de la empresa sea conocedor y partícipe de los planes de igualdad, de manera que éste se fomente desde los cimientos de cada empresa.
 
Y es que si todos ponemos de nuestra parte en potenciar y defender la igualdad, dentro de unos años esto será cosa del pasado.

 

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