Mucho se habla de cómo cuidar a las personas enfermas o a los mayores que necesitan ayuda para poder realizar sus tareas diarias, pero lo cierto, es que poco se habla de cómo mejorar la salud de aquellos que hacen posible todos esos cuidados: los cuidadores.
Los cuidadores son una figura que, en muchas ocasiones, están en la sombra en lo que a consejos de salud se refiere, y es que, ser el responsable de los cuidados de mayores dependientes y enfermos de larga duración puede acarrear numerosos problemas de salud a las personas que se hacen responsables de ellos.
Ansiedad, depresión, problemas cardiovasculares, insomnio, problemas de soledad e hipertensión son algunos de los problemas de salud que presentan de forma más frecuente los cuidadores, problemas que, a la larga, también les impulsan a consumir un mayor número de fármacos y ansiolíticos para aliviar esas molestias. Pero, ¿cómo se puede evitar todo eso? Desde ISES te dejamos con unos consejos para que, tanto si eres cuidador, como si conoces alguno, los pongas en prácticas y mejores la salud de esa persona que tanto hace por la mejorar la vida de los demás.
Consejos para mejorar la salud de los cuidadores
Como hemos comentado anteriormente, el cuidador puede sufrir muchas consecuencias de velar por la salud de una persona enferma o dependiente, ya que normalmente, antepone las necesidades de la persona cuidada a las suyas propias. Para que eso no suceda, hay que tener en cuenta las siguientes claves:
- No llevar la carga una sola persona. La carga de ser cuidador no puede recaer únicamente en una persona. Lo ideal es repartir y hacer turnos de cuidados.
- Si, como cuidador, te sientes desbordado lo primero que debes hacer es pedir ayuda a otros familiares o expertos cuidadores, ya que, si tu estado de salud se ve afectado a la larga también incidirá en el estado de salud de la persona a cuidar.
- Ponerse límites al cuidado. Muy relacionado con los puntos anterior, el cuidador debe establecer unos límites u horarios a cumplir, de tal forma que el hecho de cuidar a otra persona no interfiera al 100% en su vida cotidiana.
- El ejercicio físico puede ser de mucha ayuda. La práctica de ejercicio físico de manera regular puede ayudar al cuidador a mantener un estilo de vida saludable, además, de que el ejercicio puede ayudarle a evadirse de sus problemas durante ciertos periodos de tiempo sintiéndose más libre y renovando energías.
- Junto al ejercicio físico, mantener unos hábitos de comida saludable también ayuda. Hay que dejar de lado la comida basura y centrarse en llevar una dieta sana y equilibrada para aportar al cuerpo todos los nutrientes necesarios.
- No descuidar las horas de descanso. Uno de los síntomas más comunes es la falta de sueño. Para que ello no pase, hay que marcar unas horas de sueño y descanso de manera rutinaria, y en la medida de lo posible, acostumbrarse a ellas para que el cuerpo y la mente también lo haga.
- Dedicarse tiempo a uno mismo. Salir, pasear, los cuidados personales, el cine, la lectura…. hay que aprender a sacar tiempo para el ocio y el cuidado propio de manera que se encuentren momentos de dispersión para renovar fuerzas y energía. Esto también incluye mantener las relaciones sociales con el entorno activas para evitar, así, caer en los problemas de soledad y sentirse alejados del mundo exterior.
- Aprender técnicas de relajación. Las técnicas de relajación pueden ayudar a que el cuidador sobrelleve mejorar las etapas de estrés.