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Cómo ayudar a un compañero de trabajo con discapacidad

La realidad laboral de las personas con discapacidad ha mejorado sobremanera en los últimos años. Según datos de Odismet pertenecientes al ejercicio 2015, la contratación de este tipo de profesionales ha sufrido un salto cuantitativo y cualitativo en España. De hecho, en la última década se han firmado 92.243 contratos laborales en personas con discapacidad. Si se comparan los datos del ejercicio 2015 con los de 2006, o lo que es lo mismo 243.067 frente a los 150.824 de una década atrás, la evolución es positiva.
 
Y es que, el 4,4% de las personas con discapacidad en España está en edad de trabajar donde la contratación de este colectivo representa el 1,31% del empleo total que se genera.  En la actualidad, el 8,51% de los trabajadores con algún tipo de discapacidad cuentan con un contrato indefinido, menos que el 17,01% que la tasa registrada en 2006 pero en consonancia con la disminución de este tipo de contratos en todos los sectores y targets posibles en el panorama laboral español. Pero, ¿cómo ayudar a que este tipo de profesionales se sientan más a gusto en su nuevo entorno de trabajo?
 
Aspectos a tener en cuenta al trabajar con un compañero con discapacidad
 
Dependiendo de cuál sea la discapacidad que tengan estos nuevos trabajadores, un aspecto importante a tener en cuenta es, ante todo, tener empatía con ellos. Darnos cuenta de que, quizás, puedas sufrir algún tipo de discapacidad en el terreno intelectual y que necesitas algo más de tiempo en familiarizarse con las tareas que se le han encomendado. En este sentido, la paciencia por nuestro lado debe ser un elemento importante a tener en cuenta.
 
Cuidar el lenguaje es un tema vital. O lo que es lo mismo, no emplear palabras discriminatorias o adjetivos negativos debe ser también algo que todo compañero de trabajo debe poner en práctica. También por educación, cómo no. Usar palabras inapropiadas puede herir sensibilidades y hacerles sentir mal.  No hay razón para ello y debemos ser cautos en este sentido. Otro de los errores que se suelen dar en este tipo de ambientes es hablar de forma pausada y alta. Y es que, que un compañero de trabajo tenga discapacidad no significa que tenga problemas auditivos. Una cosa es hablarles con paciencia y otra de forma lenta, que es distinto.
 
Actuar con naturalidad es importante y es otro de los aspectos a tener en cuenta al trabajar con un compañero de trabajo con discapacidad intelectual. No hay que centrar las conversaciones con éstos entorno a su discapacidad sino en preguntarle por sus aficiones, sus gustos, su vida… les ayudaremos a sentirse más cómodos. Pese a que son personas con discapacidad no deben porque estar necesitando ayudando todo el rato. Una cosa es ofrecerles apoyo sí, pero no de forma constante. Ellos deben saber valerse por sí solos y coger confianza. Sin duda alguna, son capaces de cumplir con sus obligaciones y subestimarlas es un error.
 
La integración es la clave para que este trabajador se sienta cómodo por eso es importante facilitarle su relación con los compañeros de trabajo y no excluirle de los planes de ocio que puedan surgir fuera de él. También es recomendable respetar los llamados como “elementos de apoyo” como muletas, silla de ruedas… éstos son casi como extensiones de su cuerpo y son objetos muy personales que se deben respetar. Y por último, aunque no menos importante, es dar por hecho que una persona con discapacidad física presente también discapacidad intelectual. Gran error.  Hay tres tipos de discapacidad: física, psíquica y sensorial. Aspecto que merece la pena tener en cuenta para evitar caer en generalizaciones o estereotipos.
 
 
 
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