Las autolesiones, las agresiones hacia otros individuos, la destrucción de objetos o autoestimulaciones son algunas de las manifestaciones de la crisis de conducta que reflejan la falta de bienestar global en la persona que la sufre. Para atajar de modo adecuado estas crisis se precisan conocimientos teóricos, prácticos y por su puesto empatía y una buena dosis de ética y moral.
La formación como medio para identificar una crisis de conducta
En el Instituto Superior de Estudios Sociales y Sociosanitarios preparamos a los profesionales del ámbito social para aprender estrategias de afrontamiento antes de que la crisis de conducta se produzca o empeore, para conocer estrategias de respuesta ante la conducta problemática y para interiorizar estrategias generales de minimización de riesgos de cara tanto a la persona que sufre la crisis de conducta como para el entorno social en el que se encuentra.
Sin lugar a dudas, una correcta formación hará que la identificación de la crisis de conducta sea rápida y eficaz, pudiendo así llevar a cabo las actuaciones necesarias para minimizarla e incluso tratar de prevenirla. Conocer sus signos y manifestaciones son el primer paso para atajarla, del mismo modo, poseer unos conocimientos y habilidades tanto a nivel teórico como práctico y procedimental es esencial para proporcionar una buena atención a la persona que la sufre.
Identificación práctica de la crisis de conducta
Se pueden seguir ciertos ítems de cara a identificar rápidamente una crisis de conducta, si se cuentan con los conocimientos necesarios para ello no resulta demasiado complejo ser conscientes de lo que le está ocurriendo a la persona con crisis de conducta para poner los medios necesarios y poner la empatía, la ética y la moral a su disposición con el objetivo de mejorar su calidad de vida tanto en el momento como en el futuro. Algunas de las pautas para identificar este tipo de crisis son las siguientes:
- Identificar los signos que preceden a la crisis de conducta como el nerviosismo, estereotipias, ciertas manías, ansiedad, etc.
- Tratar de hablar con la persona sobre las emociones que está sintiendo para que pueda exteriorizar su malestar y así orientarnos sobre si va a sufrir una crisis de conducta.
- Mantener la calma para analizar el modo de actuar de la persona que parece que va a sufrir la crisis de conducta.
- Hacer saber a la persona que sufre la crisis de conducta que estamos disponibles para ayudarla en el caso de que no se encuentre bien.
Es esencial la adopción de una actitud profesional, comprensiva, tolerante y empática, también es preciso dotarse de paciencia para poder llevar a cabo las actuaciones más eficaces si se pretende ayudar a la persona que sufre o va a sufrir una crisis de conducta tanto en la parte emocional como física. Conocer la etiología, la evolución y las consecuencias de la crisis de conducta puede hacerla más llevadera e incluso llegar a evitarla.