Las relaciones con los usuarios requieren de habilidades sociales. Estas son un conjunto de conductas aprendidas de forma natural que se manifiestan en situaciones interpersonales, socialmente aceptadas que implican tener en cuenta las normas sociales y están orientadas a la mejora y al éxito en estas relaciones.
Como estrategia y estilo de comunicación, la asertividad se diferencia y se sitúa en un punto intermedio entre otras dos conductas polares: la agresividad y la pasividad (o no asertividad). Suele definirse como un comportamiento para la comunicación madura en el cual la persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que manifiesta sus convicciones y defiende sus derechos.
La asertividad además de ser una conducta de las personas, un comportamiento, es también una forma de expresión consciente, congruente, clara, directa y equilibrada, cuya finalidad es comunicar nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros legítimos derechos sin la intención de herir o perjudicar, actuando desde un estado interior de autoconfianza, al margen del estrés, la ansiedad, la culpa o la rabia.
Los pensamientos son la base en la que se asienta nuestra actitud ante la vida. Con ello nosotros mismos nos encargamos de crear nuestras condiciones de vida y el nivel de éxito en virtud de los pensamientos que escogemos y guardamos en nuestra mente. Por ello la importancia de elegir pensamientos positivos que afecten positivamente a las relaciones con los usuarios, especialmente cuando las relaciones son difíciles.
Objetivos:
- Capacitar al alumnado con el conocimiento, las herramientas y los recursos necesarios para mejorar el éxito de las relaciones que establecen con pacientes y usuarios.
- Desarrollar habilidades sociales para mejorar la relación con los usuarios.
- Ser capaz de poner en práctica un comportamiento asertivo.