La resistencia a los antibióticos está llegando a ser una gran amenaza para la salud pública y es por ello que las acciones realizadas desde las diferentes administraciones se centran en campañas informativas sobre “cuando” y “cómo” usar los antibióticos adecuadamente, sobre todo en personas mayores y dependientes.
Con cierta periodicidad, la Unión Europea hace un llamamiento al consumo sensato de los antibióticos y se encarga de sensibilizar, no solo al profesional de la salud, sino también al ciudadano. Además de fomentar un buen uso, desarrollar la investigación y animar a la supervisión de los medicamentos y antibióticos que tenemos en casa.
Desde Bruselas se ha animado a las autoridades públicas, profesionales sanitarios, profesionales al cuidado de la infancia y trabajadores sociales que trabajan con personas mayores y dependientes, así como las organizaciones privadas y las familias para que desarrollen las acciones oportunas y lancen sus propias iniciativas o debates sobre el uso responsable de antibióticos en Europa. Esta iniciativa, que se toma en estrecha colaboración con la Organización Mundial de la Salud y con otros sectores interesados como los profesionales sanitarios y los científicos, tiene su base en la Estrategia Comunitaria contra la resistencia a los antimicrobianos que se presentó allá por 2001.
Uno de cada cinco españoles se automedica
Hacer uso de estos medicamentos de forma libre sin el diagnóstico de un profesional puede provocar dos cosas. Por un lado, la resistencia bacteriana a los antibióticos y por otro lado la reducción de la eficacia de éstos, amenazando nuestra salud cara a posibles enfermedades.
Según un estudio de investigación de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, el 20% de los españoles se automedica. El trabajo, publicado en “Pharmacoepidemiology and Drug Safety”, tomó como referencia más de 20.000 historiales de personas de todo tipo durante tres años.
Las mujeres, solteras y universitarias, elevan la media y son el principal grupo de población que llevan a cabo esta práctica. España es uno de los países más consumidores de antibióticos sin receta de toda Europa. Un alto porcentaje de éstos se pueden obtener sin receta (práctica prohibida por la ley) y otro tanto se trata de tratamientos antibióticos previos, una práctica totalmente desaconsejada por los médicos pero que suponen un ahorro económico para el ciudadano, sobre todo en época de austeridad económica. Sin embargo siguen aumentado el número de personas mayores que deciden automedicarse por su cuenta con nula vigilancia por parte de familiares y profesionales. Una correcta farmacología se vuelve imprescindible en estas personas.
En cuanto a los datos de Europa, si el uso de antibióticos (excluyendo los hospitales) se expresa en la cantidad de dosis diarias por 1.000 habitantes (DID), los países de Europa del Sur y Oriental, tienen el consumo más alto, mientras que el consumo es más bajo de da en Europa del Norte.