La convivencia y el trato diario en muchas ocasiones pueden jugar malas pasadas y crear conflictos. Los conflictos son parte de nuestra vida, y es que la diferencia de puntos de vista o la disparidad de opiniones hace que los adultos entremos, en ocasiones, en momentos de tensión con otras personas. Esto tan común en adultos también sucede en el caso de menores, ya sea en colegios, en la calle o en los mismos centros de menores.
El trato entre los propios menores, o con el personal responsable de su cuidado puede ser en ciertos momentos tenso y derivar hacia algún tipo de conflicto. Frente a esto, tú como cuidador y responsable de los menores, tienes que mediar para que el conflicto no llegue a más y para tratar de solucionarlo. Para ello tienes a tu disposición una serie de técnicas para facilitarte el trabajo, siendo una de ellas la mediación educativa.
¿Qué es la mediación educativa y cómo puede ayudar con los menores?
La mediación educativa es una forma de resolver conflictos entre diversas personas que requiere la figura de una persona ajena al problema, que es lo que se conoce como la figura del mediador. Cuando los conflictos se dan en menores y jóvenes, la mediación más utilizada es la educativa, ya que se pretende que con esta técnica se eduque a los jóvenes de tal forma que no vuelvan a caer en los problemas que han originado el conflicto.
Esta técnica cada vez es más empleada por el personal con menores a su cargo, todo ello en detrimento de cualquier tipo de medida disciplinaria o castigo, es por eso que en muchas ocasiones este tipo de mediación se ve más como una terapia para ayudar más que para reprender.
Lo primero que tienes que tener claro es que los conflictos en menores hay que abordarlos de una manera distinta. Estos se dejan llevar más por sus sentimientos, por eso el tipo de mediación que se debe llevar a cabo debe ser más peculiar y hay que emplearla con gran paciencia. Para que las mediaciones educativas tengan éxito tienes que tener presente varios aspectos:
- La mediación educativa basa su éxito en el diálogo razonado entre las partes pertenecientes al conflicto.
- Las partes implicadas deben aceptar la mediación educativa de manera voluntaria.
- El mediador únicamente puede escuchar los razonamientos y hacer que las partes se escuchen y se entiendan. En ningún momento el mediador tiene que realizar un veredicto o tomar parte de un bando.
- La mediación educativa para que consiga su objetivo, no tiene que ir acompañada de castigos o reprimendas.
- Hay que ver la mediación educativa como una oportunidad de crecimiento personal entre las partes del conflicto. Hay que utilizar este método para analizarse a uno mismo y ver qué problema ha originado la discusión para solventarlo cuanto antes y no volver a caer en el mismo.
Al tener en cuenta todos estos puntos, la mediación educativa se convierte realmente en una herramienta de aprendizaje para los menores, que aprenden sin castigos cómo mejorar su comportamiento.