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Avances en la valoración y tratamiento de TEA en adultos

Para la mayoría de profesionales, familiares o personas con diversidad funcional, es bien conocido el hecho de que el mundo asistencial está en una época de grandes cambios. Así, pese a que aún queda mucho por hacer, es evidente la progresiva conquista de derechos y las reivindicaciones de un trato más igualitario y un mayor acceso a los servicios generales y específicos, avanzando en el camino que va de la consideración de la persona con diversidad funcional como algo más que un diagnóstico andante a una persona de pleno derecho.
 
Por otro lado desde que apareciera la última y polémica edición del Manual Diagnostico y Estadístico de los Trastornos Mentales, el DSM 5,  los Trastornos del Espectro Autista (TEA) han estado en el punto de mira por el drástico cambio propuesto en cuanto a su clasificación. Como es sabido han cambiado denominaciones y han  desaparecido categorías diagnósticas (como por ejemplo la de la propia denominación, de Trastornos Generalizados del Desarrollo a Trastornos del Espectro Autista).
 
Todo lo anterior sitúa al profesional asistencial que trabaja con personas con TEA en medio de una selva de nuevas denominaciones, formas de valorar, y de dudas a la hora de elegir los tratamientos más adecuados, y al mismo tiempo crean la necesidad de nuevos conocimientos que permitan guiarle a la hora de ofrecer el mejor trato y tratamiento posibles.
 
Coincidiendo con los cambios antes señalados, han ido surgiendo nuevos marcos generales para la valoración y el trabajo con personas con TEA, como puedan ser el Apoyo Conductual Positivo y los Modelos Ecológicos; acompañados a su vez de procedimientos más específicos como los Procedimientos de incitación de respuesta (o prompting), el PRT (Entrenamiento en respuestas centrales) o los video modelados.
 
Todos estos nuevos modelos y procedimientos lejos de las viejas pretensiones conductuales puramente paliativas  (la eliminación de respuestas inadecuadas), han interiorizado el espíritu humanista e integrador de los modelos humanistas y los centrados en la persona y si bien el cambio de conductas sigue presente, este carece de sentido sin un incremento de la calidad de vida de las persona con TEA y sin tener en cuenta, dentro de lo posible, sus opiniones, gustos y aspiraciones.
 
Por tanto la finalidad de estos modelos no es conseguir que los adultos con TEA “aprendan a comportarse”, sino que desarrollen al máximo su desarrollo personal y su participación social, teniendo en el mayoría de los casos algo que decir y aportar en cuanto a lo que los profesionales podemos aportar a su proyecto vital.
 
Con todos estos cambios el reciclaje de conocimientos, más que una opción, es una obligación si se quiere seguir desarrollando esta actividad de forma eficaz. Para ello, desde ISES ofrecemos el curso sobre avances en la valoración y tratamiento de personas con TEA. Este curso tiene un enfoque tanto práctico como teórico de tal manera que te podrás familiarizar con los nuevos contenidos y poner en marcha todas las nuevas estrategias. 
 
Jorge Marredo
Miembro del Comité de Expertos de Ises Instituto
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