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Trastornos cognitivos: Qué son y cómo nos afectan

Los trastornos cognitivos, como su nombre indica, alteran las funciones cognitivas de la persona que los padece como pueden ser la memoria, el lenguaje, la atención, la conducta, el aprendizaje o la orientación.  Este tipo de trastornos suele darse en personas mayores, por lo que debemos trabajar para prevenir dicho deterioro cognitivo.
 
Dentro de estos trastornos, podemos encontrarnos con el delirium, la demencia o los trastornos amnésicos que explicaremos a continuación:
 
Delirium
Se trata del deterioro agudo y global de las funciones superiores. Su dato más característico es el deterioro del nivel de conciencia.
 
Al principio sólo se detectan dificultades de atención, concentración y desorientación (temporal al inicio, luego espacial). Conforme se agrava, se desestructura el pensamiento y la percepción.
 
En el delirium se diferencian 2 patrones según la alteración de la conducta: agitado y estuporoso.
 
Demencia
La demencia es el síndrome caracterizado por el deterioro crónico y global de las denominadas funciones superiores. Lo normal en estos casos es un deterioro intelectual, acompañado  de alteraciones de la conducta y del estado de ánimo.
 
Su prevalencia aumenta con la edad (de 65 a 70 años, 2%; >80 años, 20%), siendo la principal causa de incapacidad a largo plazo en la tercera edad.
 
Suele iniciarse con el deterioro de la memoria y cambios de personalidad, sin que el paciente tenga conciencia de sus cambios que con frecuencia niega o disimula. La conducta se vuelve inapropiada y se pierde el interés por las cosas debido en gran parte a fuertes déficits de atención.
 
Trastornos amnésicos
El trastorno amnésico se trata de un deterioro específico en la memoria, normalmente de la memoria reciente.
 
Los trastornos amnésicos más típicos son lo siguientes:
 
  • Psicosis de Korsakoff: Se define como un trastorno de la memoria provocado por la deficiencia de vitamina B1. Afecta sobre todo a la memoria a corto plazo. Los pacientes que presentan este síndrome manifiestan, por norma general dificultad al caminar y con el equilibrio, confusión, somnolencia, parálisis de algunos músculos oculares, neuropatía periférica, etc.
  • Traumatismos craneoencefálicos: Se asocian a la amnesia retrógrada y anterógrada. Ambas se asocian con la intensidad del traumatismo. En él se asocian déficits cognitivos leves (deterioro de la atención o la memoria) con síntomas afectivos (ansiedad, labilidad emocional, tristeza), cambios de personalidad, cansancio, fatiga, cefalea, insomnio, o inestabilidad.
  • Amnesia global transitoria: Se caracteriza por una pérdida brusca de la memoria reciente, provocándole un estado de  desorientación y perplejidad al no poder retener información; el resto de la exploración es normal. El paciente conserva recuerdos lejanos (nombre, lugar de nacimiento); pero es incapaz de recordar cosas recientes a pesar de mantener un buen nivel de atención; es característico que el paciente repita de forma insistente la misma pregunta.
 
Cómo prevenir el deterioro cognitivo
Para prevenir el deterioro cognitivo, es fundamental poner de nuestra parte y realizar ejercicios que ayuden a desarrollar y mantener activas estas funciones cognitivas como por ejemplo realizar actividades mentales cotidianas (leer el periódico, llevar la contabilidad de casa, crucigramas, etc), relacionarse socialmente con amigos y mantenerse informados de lo que corre a nuestro alrededor.
 
En estos casos lo importantes es un diagnóstico precoz del tipo de trastorno mental que padece el paciente para iniciar cuanto antes su tratamiento y prevenir deterioros posteriores.
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