Dirigir un centro de menores no es tarea fácil. Considerado como uno de los lugares más complejos de llevar, los centros de menores tienen la peculiaridad de que, además de cumplir normas estrictas, deben resultar lugares educativos en los que los niños se desarrollen de manera cultural e intelectual, cosa que no siempre es tarea fácil.
En muchas ocasiones, y por desconocimiento, se equipara la tarea de dirigir un centro de servicio sociales con un centro de menores ya que a priori pueden considerarse igual, cosa que no puede distar más de la realidad. Si bien es cierto que en muchos puntos la dirección de los centros se encarga de los mismas situaciones, en otras no podían ser más diferentes.
La ley del menor, la particularidad de los centros de menores
La principal diferencia entre los dos tipos de centros se centra en un solo eje: en los usuarios del servicio. Mientras que en centros sociales se pueden encontrar personas de todas las edades, en los centros de menores lo lógico es tratar con personas menores de 18 años. Estas personas no tienen la capacidad suficiente para defenderse de los demás, y para hacer que las leyes que los amparan se cumplan. Es por ello, que ante esa situación de indefensión del menor, los centros de menores, y en especial su director, tienen que velar porque las leyes se cumplan de manera correcta consiguiendo así un entorno perfecto para el crecimiento de los niños.
En muchas ocasiones, y por desconocimiento, se equipara la tarea de dirigir un centro de servicio sociales con un centro de menores ya que a priori pueden considerarse igual, cosa que no puede distar más de la realidad. Si bien es cierto que en muchos puntos la dirección de los centros se encarga de los mismas situaciones, en otras no podían ser más diferentes.
La ley del menor, la particularidad de los centros de menores
La principal diferencia entre los dos tipos de centros se centra en un solo eje: en los usuarios del servicio. Mientras que en centros sociales se pueden encontrar personas de todas las edades, en los centros de menores lo lógico es tratar con personas menores de 18 años. Estas personas no tienen la capacidad suficiente para defenderse de los demás, y para hacer que las leyes que los amparan se cumplan. Es por ello, que ante esa situación de indefensión del menor, los centros de menores, y en especial su director, tienen que velar porque las leyes se cumplan de manera correcta consiguiendo así un entorno perfecto para el crecimiento de los niños.
Para ello toda estrategia empresarial que se cree tiene que tener a los menores como centro neurálgico. Esto quiere decir que desde la dirección del centro se deben poner en marcha una serie de actuaciones en pro de mejorar la calidad de vida del menor:
- Se tiene que hacer un pequeño estudio de las necesidades de los menores para adaptarse a ellas.
- Los recursos humanos del centro deberán estar especializados en menores, en sus problemas y en sus necesidades.
- La dirección debe proporcionar formación continuada de manera que los empleados estén al tanto de todos los cambios que afecten a los menores, como por ejemplo, los recientes cambios que afectan a la ley del menor, y por ende, a los centros de menores.
- Desarrollar planes pedagógicos para ayudar a los menores en sus problemas.
- Plantear actividades educativas con el fin de incentivar culturalmente a los más jóvenes.
- Contar con un plan de seguridad laboral para los trabajadores.
Es por eso que para dirigir un centro de menores se debe tener una visión muy global acerca de una gran cantidad de temas, que afectan tanto a trabajadores como a los derechos del niño. Para todos aquellos que quieran formarse en dirección de centros de menores y obtener todas las capacidades para pensar de manera global, desde ISES tenemos a su disposición el curso de Dirección de Centros de Menores.