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La formación, clave en el sector geriátrico

Hoy en día nadie duda que la formación dentro de un ámbito de actividad es imprescindible para poder desarrollar un puesto de trabajo con solvencia y garantías pero, lo cierto, es que no en todos los puestos se ha exigido formación específica para cubrir vacantes, siendo uno de los afectados el sector geriátrico y los centros sociales.
 
La profesionalización del servicio de la geriatría y centros sociales
En residencias, centros de día y centros de servicio social se trata a diario con pacientes con problemas y patologías muy concretas que deben ser tratados en base a unas directrices consensuadas y aprobadas, directrices que requieren de un conocimiento previo.
 
Cosas tan cotidianas como la movilización de ancianos o el cuidado personal de estos, deben hacerse en base a unas pautas que garanticen la seguridad tanto del paciente como del cuidador. Pero no sólo se enfrentan a problemas de índole fisiológica. Muchos de los pacientes que se encuentran en centros geriátricos sufren problemas psicológicos que precisan de ser tratados por psicólogos y expertos de este tema.
 
Trabajar en uno de estos centros es una tarea muy exigente ya que se está al cuidado de la vida de terceros, terceros que como se acaba de comentar, tienen necesidades físicas y psicológicas muy concretas. Es por ello que, dentro de estos centros, fisioterapeutas, psicólogos, enfermeros y otros profesionales del sector trabajan de manera conjunta por conseguir el bienestar de los pacientes. Al estar frente a necesidades tan concretas es normal preguntarse si se requiere de formación específica para poder trabajar en ellos, y la respuesta es sí. Si bien es cierto que se encuentran especialistas de todos los campos cooperando en los centros, los auxiliares geriátricos y aquel personal que presta su ayuda en centros sociales es necesario que sepan desenvolverse con soltura para solventar situaciones críticas como, por ejemplo, agresividad y/o desubicación (algo muy común en personas con demencia) y que, todo el personal que trabaje en los centros, tenga conocimientos suficientes para poder actuar correctamente frente a cualquier tipo de situación.
 
Frente a esto se abren dos debates. Uno de ello la formación de carácter continuo que se precisa para desarrollar el trabajo correctamente. Los avances en el campo de la geriatría y de la gerontología cada vez son más, es por eso que se precisa que los trabajadores estén en constante formación para que sus conocimientos no se queden obsoletos.
 
El segundo debate es si se puede acceder a estos puestos sin formación específica. Este debate ha quedado zanjado recientemente ya que desde el pasado enero de 2016, entró en vigor una ley que dictamina que, para poder trabajar en centros geriátricos, se precisará de una formación reglada o, en su lugar, una gran experiencia demostrada en el sector. Dicha noticia proviene de la Ley de Dependencia creada en 2006, ley que fue paralizada y ahora se ha retomado con el fin de que las personas dependientes reciban la mejor atención posible.
 
Esta ley, ha generado mucha controversia, pero lo cierto es que lleva implícitos una gran cantidad de beneficios, tanto para los pacientes, que se beneficiarán de un trato inmejorable a manos de verdaderos expertos,  como para los propios trabajadores del sector, que verán cómo su trabajo es mejor valorado. Y tú, ¿qué opinas de esta medida?
 
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