Hace unos años la opción más adecuada para utilizar el lenguaje de género lo mejor posible fue que este incluyese la referencia tanto al hombre como a la mujer, es decir, en lugar de decir “los estudiantes” se cambiaba esto por “los/las estudiantes”. ¿Qué ocurrió con esto? Que todo se volvía muy pesado, ralentizaba cualquier lectura o conversación y al final muchas personas volvían al género neutro de nuestro idioma.
¿Qué se debe hacer entonces? Pues esto es algo sobre lo que vamos a reflexionar hoy, pues en ISES contamos con varios cursos sobre temas de igualdad y lenguaje de género que son muy útiles para la época y los cambios que estamos viviendo. Es el momento de hacer un uso correcto del lenguaje porque es muy importante.
Ciertas expresiones perpetúan los estereotipos de género
Una de las razones por las que es tan importante un uso correcto del lenguaje de género es porque hay ciertas expresiones que al no cambiarlas perpetúan los estereotipos. Un ejemplo muy claro puede ser el hecho de que en una invitación ponga “lo invitamos a acudir con su esposa a la presentación”, en lugar de “le invitamos a acudir con su pareja a la presentación”. Esto es fundamental modificarlo ya.
El lenguaje de género no solo se centra en que las mujeres tengan una mayor representación en el lenguaje, sino en que no se discrimine a nadie por su sexo, orientación sexual, identidad de género y que no se sigan perpetuando estos estereotipos que ya forman parte de siglos pasados.
Se evita la discriminación y se contribuye a la visibilización
El hecho de no visibilizar el género cuando la situación lo requiere significa que no estamos haciendo un uso correcto del lenguaje de género. Si en una clase de instituto solo hay mujeres, la forma más adecuada de referirse a ellas sería “las estudiantes” o “vosotras”. Esto parece una obviedad, sin embargo, todavía hay personas que en estas circunstancias optan por el género neutro del español o usan el masculino “vosotros”.
¿Qué ocurre cuando hay más mujeres que hombres en una conferencia o un aula? Pues aquí viene uno de los grandes problemas del lenguaje de género y es que muchas personas optan por utilizar el género masculino, aunque la mayoría ellas sean mujeres. Lo mejor sería emplear pares de femenino y masculino (vosotras y vosotros).
El lenguaje de género logra que haya un equilibrio
Está claro que hay situaciones en las que algunos ejemplos de los mencionados sobre el lenguaje de género pueden resultar pesados, por eso, este tipo de lenguaje admite muchas opciones. Si estamos hablando de unos periodistas en lugar de decir “al periódico acudieron algunos periodistas” podemos cambiarlo por “al periódico acudieron periodistas”. De esta forma, se incluye tanto a hombres como a mujeres.
Existen muchos ejemplos más como “el alumnado”, “el personal sanitario” o “el cuerpo docente” que evita que se tengan que usar “los/las” si no procede o las menciones van a ser tan frecuentes que la exposición o lectura van a resultar pesadas. Tan solo hay que ser conscientes de la forma de hablar para introducir pequeños cambios que, con el tiempo, supondrán cambios muy grandes en la sociedad.
Resulta indispensable hacer un uso correcto del lenguaje de género, puesto que lo que no se nombra parece que no existe y esto no puede seguir así. Todos los géneros y personas tienen que verse representados en el lenguaje, algo que también influirá en la educación de los jóvenes y supondrá cambios en la manera de pensar.
Con nuestros cursos sobre lenguaje de género de ISES podrás reflexionar sobre todo esto y contar con herramientas y recursos que te permitan detectar el lenguaje no inclusivo para cambiarlo. Aunque parezca que todo esté dicho con relación a la lengua, es el uso lo que la puede hacer cambiar. Pero para que esto sea posible, el cambio debe producirse en cada uno de nosotros, poco a poco.